El edadismo no es más que una discriminación contra personas o colectivos por motivo de edad. Evitar, segregar y rechazar a las personas mayores son mecanismos de afrontamiento que permiten a las personas evitar pensar en su propia mortalidad. El miedo a la muerte y el miedo a la discapacidad y la dependencia son las principales causas del edadismo.
Nosotros creemos que el conocimiento y la experiencia adquirida a lo largo de la vida no es un patrimonio personal, es un patrimonio social y que las personas mayores tienen el derecho y la obligación de transmitir el conocimiento y la experiencia acumulada a lo largo de los años.
Acercando a las personas mayores a los cambios culturales y sociales que tan aceleradamente vivimos en la actualidad, dando «vidilla» a los centros con el ambiente activo y positivo que transmiten jóvenes y niños, daremos razón de ser a esta experiencia intergeneracional.
Apostando por colaboraciones entre empresas, centros educativos y residencias de personas mayores, para un aprovechamiento reciproco, satisfará y enriquecerá tanto a las empresas y usuarios, como a las personas mayores. La descripción esmerada de experiencias prácticas vividas a través de actividades lúdicas, artísticas, culturales y sociales permite observar los frutos recogidos de la interacción entre abuelos, jóvenes y niños.
El hecho de acercarse a la comunidad, adquirir nuevos roles, experimentar el sentido de la competencia y sentirse parte importante de la sociedad son los mejores beneficios para las personas mayores. La solidaridad, la ilusión, la estima, la gratitud y el sentido de la responsabilidad son valores que los alumnos de diferentes edades incorporan y experimentan durante su experiencia personal.